En unos tiempos donde parece que cada vez existen menos lugares en los que poder hablar con libertad sin sentirse juzgado por los demás, entiendo la terapia como ese espacio en el que poder expresar lo que uno realmente piensa y siente.
Un espacio seguro en el que uno se encuentra con un terapeuta, sabio e ingenuo, que no da nada por hecho, y que a través de una escucha profunda, analítica y preocupada ayuda a la persona a que se puedan hacer preguntas que normalmente no se hacen y se puedan observar aspectos de la realidad y la historia de la persona que no han sido observados todavía.